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08/22/2024 | Press release | Distributed by Public on 08/22/2024 15:52

Intervenciones del comportamiento para impulsar la telemedicina


Brindar asistencia médica constituye un reto en Argentina, un país que se extiende a lo largo de casi 2,8 millones de kilómetros cuadrados de pampa, estepa, desierto y cordillera de los Andes.

Así que no es de sorprender que este país fuera uno de los primeros en adoptar la telemedicina en América Latina. En 2019, el 26% de los hospitales de todo el país ofrecieron servicios de telemedicina a sus pacientes, con un enorme aumento en las consultas de telemedicina tanto en el sistema público como en el privado durante la pandemia.

Un servicio infrautilizado

Sin embargo, la telemedicina sigue siendo muy poco utilizada. Como en la mayor parte de América Latina, donde las barreras geográficas, las disparidades económicas y los sistemas de salud saturados ofrecen grandes oportunidades de uso a esta innovadora herramienta, aún le queda un largo camino por recorrer para desarrollar todo su potencial en el sistema de salud argentino.

Para ello, es fundamental lograr superar los graves obstáculos de comportamiento que se oponen a su adopción. La telemedicina, incluyendo las videoconsultas y el uso tanto de dispositivos de control médico en casa como de aplicaciones de salud para dispositivos móviles, puede acortar la distancia entre los profesionales de la salud y los pacientes, restándole importancia a las distancias y permitiendo tratamientos de menor costo.

En Argentina la telemedicina es gratuita, ya sea de asistencia pública para los afiliados al sistema público o de asistencia privada para las aseguradoras médicas. Pero los usuarios potenciales deben superar su desconocimiento de cómo funciona, su desconfianza en su eficacia y los inconvenientes de descargar e instalar la tecnología necesaria. También deben superar otros sesgos de comportamiento. Entre ellos se encuentran el sesgo de presente (infravalorar los beneficios futuros de tener el servicio listo en caso de enfermedad) y el sesgo de optimismo (infravalorar la probabilidad de sucesos negativos, incluida la enfermedad futura).

Intervenciones del comportamiento para aumentar el uso de la telemedicina

En un estudio reciente, mostramos cómo mediante intervenciones esenciales de información y utilizando las lecciones de la economía del comportamiento era posible superar esos sesgos y vacilaciones. Demostramos cómo a través de intervenciones adecuadas se podría, por un lado, acercar a la gente a una herramienta que puede ahorrarles la pérdida de tiempo (y dinero) que supone desplazarse hasta un centro médico y esperar la cita y, por otro, ahorrar a las clínicas las altas tarifas médicas y los costos administrativos y de inasistencia a las consultas en persona.

Trabajando de la mano de APSOT, una aseguradora médica privada que atiende al personal directivo del Grupo Techint en Argentina, y de Llamando al Doctor, uno de los principales proveedores de telemedicina en Argentina, aleatorizamos una muestra de casi 3.500 hogares que nunca habían utilizado el servicio. Les enviamos a los integrantes del grupo de tratamiento (cerca de la mitad de la muestra) correos electrónicos periódicos con información sobre las ventajas de los servicios de telemedicina de la empresa y guías fáciles de seguir para utilizar el servicio, con llamados a la acción y pasos prácticos para empezar a emplear la opción de la telemedicina. La otra mitad de la muestra no recibió los correos electrónicos y representó al grupo de control.

Las personas del grupo de tratamiento recibieron mensajes que decían, "¡Se viene el invierno! Descarga (la app) Llamando al Doctor" o "¿Alguien de tu grupo familiar necesita una consulta médica? Descárgales (la app) Llamando al Doctor". También recibieron mensajes con el horario y la disponibilidad de los médicos para las citas de telemedicina, así como información personal sobre los médicos, incluyendo fragmentos de sus comentarios. Esto no solo garantizaba a los pacientes que, a través de la telemedicina, podían elegir entre la misma lista de médicos que consultaban en persona, superando así la desconfianza de que la telemedicina pudiera ser inferior; sino que además generaba personalización y confianza. Todos los correos electrónicos incluían instrucciones sencillas para descargar y utilizar la app.

Al cabo de ocho meses, los hogares asignados al grupo de tratamiento eran unos seis puntos porcentuales más propensos a haber utilizado el sistema de telemedicina al menos una vez que aquellos en el grupo de control, y el número de consultas virtuales del grupo de tratamiento era seis veces mayor que el del grupo de control, lo que constituye evidencia de que las intervenciones informativas podrían cambiar de manera eficaz tanto el comportamiento de los pacientes como el statu quo.

Qué funciona en las campañas de información

No obstante, el hecho de que una campaña de información consiga aumentar el uso de la telemedicina, no significa que todas las campañas de este tipo lo conseguirán. En primer lugar, las campañas de mensajes deben diseñarse teniendo claridad sobre por qué la gente no utiliza el servicio. En este caso, resultó fundamental destacar el hecho de que los pacientes podían acudir a los mismos médicos que consultaban habitualmente. En segundo lugar, el calendario de una campaña es importante para hacer frente a los sesgos de comportamiento, como los sesgos de presente y optimismo. Lanzar una campaña que coincida con las temporadas de mayor afluencia a consultas médicas podría, por ejemplo, proporcionar un mayor impulso. Es importante tener en cuenta que el método de comunicación es importante para aumentar la aceptación. Por lo tanto, hay que considerar algunos ajustes: por ejemplo, empezar la asistencia médica en persona con un protocolo de intervención, realizado a través de la telemedicina, podría ser útil para aumentar el primer uso y motivar el paso a la telemedicina más adelante. La telemedicina ha llegado para quedarse en un mundo en el que la fácil conectividad digital puede superar problemas de costo, distancia y de la disponibilidad limitada de médicos y pacientes. Además, puede garantizar una mayor inclusión, tanto en momentos de normalidad como de crisis, como una pandemia. El desafío consiste en conseguir que la gente la acepte y la utilice. Las herramientas de persuasión están ahí; debemos aprender a emplearlas de manera adecuada.