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10/09/2024 | Press release | Distributed by Public on 10/09/2024 08:10

ABC del alfabetizador efectivo


Por Ximena Dueñas, Gina Catalina Loaiza, Silvana Godoy Mateus y José Luís Sánchez

¿Qué hace a un maestro ser efectivo en la alfabetización? Un A, B, C con los "superpoderes" necesarios para impulsar el aprendizaje de los estudiantes y potenciar sus capacidades en lectura y escritura.

Para conmemorar y honrar la labor de los maestros, queremos resaltar algunas acciones, cualidades y "superpoderes" que forman parte del bagaje de numerosos profesores, profesoras y alfabetizadores que hemos conocido en los últimos años. Estos elementos nos demuestran que el cambio requiere, entre otros muchos factores, de la participación de los y las docentes. A continuación, compartimos el ABC de lo que hacen estos profesionales para enseñar con efectividad y éxito.

El o la alfabetizadora efectiva:

  1. Reflexiona sobre sus prácticas y enseña basándose en evidencia. El proceso de alfabetización requiere una evaluación constante de las creencias y posibles prejuicios sobre la enseñanza de la lectura y la escritura. Los docentes que llevan a cabo esta labor investigan y basan sus intervenciones pedagógicas en prácticas eficaces sustentadas en evidencia científica. Esto significa que se apoyan en un sólido conjunto de estudios, métodos e investigaciones que proporcionan información confiable sobre los procesos cognitivos y biológicos relacionados con la comprensión de las letras y los textos impresos.
  1. Sabe que su enseñanza es decisiva y no espera a que los niños y las niñas maduren; en cambio, crea las condiciones necesarias para el desarrollo de habilidades lectoras y escritoras. Promueve prácticas letradas tempranas y oportunidades de aprendizaje que fomentan el desarrollo del lenguaje oral, abren espacios para ampliar el vocabulario y los exponen a materiales de lectura y experiencias de escritura de calidad. Esto se logra gracias a la comprensión de que los niños y las niñas no aprenden a leer y escribir de la noche a la mañana. El factor determinante no es la edad o la disposición biológica, sino el conocimiento que adquieren sobre cómo las letras representan sistemáticamente los sonidos del lenguaje hablado.
  1. Enseña de manera directa y explícita, y su acompañamiento es esencial para el avance en el aprendizaje de sus estudiantes. Asume un rol protagónico al comunicar claramente los objetivos de aprendizaje, asegurando que los niños y las niñas comprendan las expectativas que se tienen sobre ellos. Además, explica y modela las actividades y estrategias, mostrando el paso a paso para desarrollar cada habilidad. A modo de andamiaje, abre múltiples espacios de práctica, ya sea de forma grupal o en parejas, siempre ofreciendo apoyo y guía. Utiliza las actividades independientes para verificar si el niño o la niña ha aprendido correctamente.
  1. Su enseñanza es estructurada y sistemática. Organiza los aprendizajes y las prácticas en una ruta de creciente complejidad, es decir, propone actividades sencillas que van aumentando en dificultad o que requieren un aprendizaje acumulativo. También tiene la capacidad de proporcionar instrucciones claras y concisas, así como oportunidades de práctica para dominar el código escrito. Las actividades que propone responden a una planificación de clase con metas y propósitos claros.

Incorpora a su práctica una cultura de evaluación. Un alfabetizador efectivo conoce el grado de dominio de las habilidades de lectura y escritura de cada niño o niña, y utiliza esta información para guiar el camino a seguir. Si los niños y las niñas han aprendido, el alfabetizador puede continuar desarrollando las habilidades y transferirles gradualmente la responsabilidad. Si se confirma que no han alcanzado el nivel de aprendizaje esperado, el alfabetizador vuelve a modelar, intensifica la instrucción y proporciona más espacios de práctica hasta alcanzar el objetivo.

  1. Reconoce la necesidad de apoyo y fomenta redes de trabajo, involucrando a sus colegas, directivos y familias para implementar intervenciones tempranas y eficaces. Lidera el cambio en el aula, en la escuela y en la implicación parental, entendiendo que el avance de los estudiantes es el resultado del esfuerzo colectivo. Reconoce que comprometer a las familias en los procesos de alfabetización puede mejorar el progreso educativo en un rango de 4 a 5 meses. Sin embargo, cuando las condiciones son adversas, asume la gran responsabilidad de cerrar las brechas educativas mediante una enseñanza de la lectura y la escritura basada en evidencia.
  1. Transforma el salón de clases en un reflejo vivo de las dinámicas sociales, donde la palabra permite crear identidad, resolver conflictos y construir una paz duradera y sostenible. Tiene altas expectativas tanto para sí mismo en su labor educativa como para las capacidades de los niños y las niñas de aprender y tener éxito. Reconoce las características socioeconómicas del contexto de los estudiantes, como la pobreza o la pertenencia a minorías raciales y/o étnicas, y valora la diversidad como una riqueza. Valida las voces de todos y todas, y convierte la escuela o el aula en un espacio donde se celebra el multilingüismo y la multiculturalidad. En este entorno, las tradiciones, la cultura, la música y las diversas formas de representación se utilizan como pretextos para leer y escribir.

Te invitamos a conocer a Argelis Dearmas, una alfabetizadora efectiva que, con el superpoder de la metamorfosis, garantiza el derecho ciudadano a leer y escribir. Su historia es inspiradora y demuestra cómo la pasión y la dedicación en la enseñanza pueden transformar vidas y comunidades enteras. La habilidad de Dearmas para adaptarse y evolucionar en su rol educativo resalta la importancia de un enfoque flexible y comprometido en la alfabetización.

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