IDB - Inter-American Development Bank

10/11/2024 | Press release | Distributed by Public on 10/11/2024 08:07

Cumplir los sueños de las niñas: ¿un asunto de políticas públicas


Cuando hablamos de igualdad de género y reducción de brechas, contemplamos al 50,8% de la población total de América Latina y el Caribe: las mujeres y las niñas. Aunque algunas áreas han experimentado mejoras significativas, se estima que faltan todavía 53 años para que la región alcance la paridad de género.

Este Día Internacional de la Niña se concentrará en "La visión de futuro de las niñas" para resaltar sus voces y llamar a la acción urgente de los sectores público y privado para cerrar las brechas que impiden su desarrollo.

El futuro que sueñan las niñas en América Latina y el Caribe

A continuación, exploramos algunas iniciativas que buscan construir un futuro en donde todas las niñas y adolescentes tengan acceso a más y mejores oportunidades.

1. Educación de calidad para todas las niñas y adolescentes

En América Latina y el Caribe, las brechas educativas se han cerrado e incluso invertido: las tasas de asistencia escolar de las niñas y la finalización de la secundaria de las jóvenes son cada vez mayores a nivel regional. Sin embargo, las adolescentes indígenas y afrodescendientes todavía experimentan grandes rezagos para completar sus estudios.

2. Más mujeres trabajando en STEM

Las mujeres tienen menos participación en el mercado laboral y ganan un 23% menos que los hombres con su mismo nivel educativo. En América Latina, los sectores mejor pagados como negocios, derecho, salud, tecnología y ciencias de la computación e ingeniería tienen una presencia femenina de apenas el 35%. Esto puede ser consecuencia de la brecha digital de género: 4 de cada 10 mujeres en la región no tienen acceso a internet, y según una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 8 de cada 10 mujeres adolescentes creen que sufrirían discriminación si siguieran una carrera en STEM.

3. Mujeres líderes y diversas que las inspiren

Para que las niñas asuman roles de liderazgo, es necesario que cuenten con modelos a seguir desde su infancia. Sin embargo, en el sector público, solo un 25% de los ministros en 15 países de la región son mujeres. Por su parte, en las firmas más grandes de la región, solo 1.6% de las CEO son mujeres y apenas un 20% ocupan puestos de alta gerencia.

4. Expresar su identidad sin limitarse por estereotipos de género y discriminación

Las niñas dedican un 40% más de su tiempo a actividades domésticas como cocinar, limpiar y cuidar de los familiares que los niños de la misma edad. Esta distribución desigual de las labores de cuidado se fundamenta en normas de género que aumentan conforme las niñas y adolescentes crecen, limitando su tiempo para otras áreas como el deporte, la ciencia y la recreación. Estas normas resultan especialmente perjudiciales para las niñas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, quienes a menudo deben limitar su expresión de género o sus preferencias.

5. Crecer en ambientes libres de violencia sexual y basada en género

La violencia sexual y basada en género es un fenómeno que muchas niñas, adolescentes y jóvenes viven desde corta edad: en la región, 1 de cada 3 mujeres de entre 15 y 49 años la ha sufrido en algún momento de su vida. Esta prevalencia es mayor entre mujeres con discapacidad, afrodescendientes, migrantes y mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales o trans.

Un futuro más igualitario es posible

Las niñas de América Latina y el Caribe no solo buscan un futuro brillante: necesitan de condiciones óptimas para desarrollarse en el presente. Aunque existen avances considerables para construir una región más igualitaria, podemos tomar esta fecha como recordatorio de que todavía son necesarias acciones más contundentes.

Las políticas públicas son una herramienta clave para que Luana, Matilde, Julia, Esperanza y todas las niñas de la región puedan cumplir sus sueños y ser libres de crecer sin miedo. Invertir en las niñas es invertir en el futuro de todas y todos. ¿Qué nos detiene?