11/14/2024 | News release | Distributed by Public on 11/14/2024 11:27
A finales de septiembre, el huracán Helene dejó una franja de destrucción que cubrió cientos de kilómetros y atravesó varios estados. El huracán tuvo un impacto significativo en el oeste de Carolina del Norte. En las montañas occidentales, Helene azotó con una fuerza tan devastadora, que gran parte de la zona quedó irreconocible. Pueblos enteros quedaron destruidos, carreteras y puentes fueron arrasados y personas completamente aisladas sin posibilidad de recibir ayuda.
La Cruz Roja Americana estuvo allí y sigue estando, ayudando a la gente a asimilar sus pérdidas y a comenzar el proceso de recuperación. Sin embargo, rápidamente se evidenció que la geografía de la zona afectada, junto con la devastación total causada por Helene, creaba una situación inusual. Los damnificados necesitarían más servicios, y diferentes de los que suele prestar la Cruz Roja tras un desastre, principalmente un refugio seguro, alimentos, suministros de asistencia en caso de emergencia, apoyo emocional, servicios de salud y asistencia financiera.
Con el propósito de reconocer el deseo de los damnificados de permanecer en sus tierras, los trabajadores de desastres de la Cruz Roja forman parte de los esfuerzos para proporcionar suministros críticos a aquellos que se encuentran en viviendas dañadas o aisladas. Los equipos de desastres de la Cruz Roja han trabajado junto con sus socios para llevar duchas y lavanderías móviles, cocinas, incluso bujías para que funcionen los generadores y la maquinaria de limpieza.
A medida que empiezan a bajar las temperaturas, la Cruz Roja y sus socios están proporcionando artículos como cocinas, generadores y combustible, comidas preparadas, agua, pitillos para filtrar el agua, bancos de energía y más; artículos que alguien en una zona tan remota puede necesitar para sobrevivir a un clima más frío.
Dos equipos de trabajadores de desastres de la Cruz Roja recorrieron recientemente caminos estrechos que antes eran carreteras asfaltadas, equipados con suministros de primera necesidad. Ellos conocieron a la habitante local Stacey Randolph cerca de Bee Log, una comunidad no incorporada en el condado de Yancey, Carolina del Norte. Randolph ha estado trabajando con sus amigos, vecinos, personal de respuesta a emergencias y voluntarios locales para despejar nuevos senderos que la gente pueda utilizar. Con su vasto conocimiento del terreno, sus esfuerzos han ayudado a rescatar a muchos.
Una de las personas a las que ayudó es Ellen Redenbaugh, una enfermera jubilada y vecina de Randolph. Ella ha estado recolectando equipos médicos para usar su experiencia y ayudar a sus vecinos. Además, aceptó con gusto un par de kits de primeros auxilios completamente equipados que le entregaron los miembros de la Cruz Roja.
Los equipos de la Cruz Roja volvieron a reunirse en el centro de recursos de Bee Log, un edificio escolar que ha sido reconvertido en centro de recursos comunitarios. Aquí, los habitantes de la zona están reuniendo alimentos, ropa, lonas, pañales, artículos para mascotas y mucho más. La Cruz Roja ha estado trabajando para adquirir recursos para el centro, incluido un desfibrilador externo automático (DEA).
La Cruz Roja también está proporcionando artículos que conserven vidas como detectores de humo y de monóxido de carbono, extinguidores, kits de análisis de pozos y sistemas de filtración de agua, estanterías para el centro de recursos e incluso apoyo de salud mental en caso de desastre para que los habitantes damnificados puedan hablar con un trabajador capacitado en salud mental de la Cruz Roja.
A medida que la temporada de huracanes en el Atlántico de 2024 se acerca a su fin, el 30 de noviembre, el trabajo de la Cruz Roja no está cerca de terminar. Junto con nuestros socios, la Cruz Roja estará en el oeste de Carolina del Norte, Florida y otros estados afectados por las tormentas de este año para apoyar a los damnificados durante las próximas semanas y meses.
La Cruz Roja se encuentra en la primera línea de la crisis climática con las familias y las comunidades, respondiendo a tormentas que se intensifican rápidamente, al calor extremo, a las inundaciones récord y a los incendios forestales devastadores. Estamos evolucionando para satisfacer las necesidades de las comunidades de nuevas formas, pero nuestra misión de salvar vidas sigue siendo la misma: prevenir y aliviar el sufrimiento humano ante las emergencias movilizando el poder de los voluntarios y la generosidad de los donantes.