UNHCR - Office of the United Nations High Commissioner for Refugees

10/07/2024 | Press release | Distributed by Public on 10/07/2024 12:10

Familias desplazadas en Líbano anhelan paz y regresar a sus hogares

"Este debería ser un lugar donde los niños van a aprender, a jugar, a pasar tiempo juntos. Y, sin embargo, en las últimas semanas, esto se ha convertido en un albergue improvisado para 1.200 personas desplazadas de otras partes del Líbano afectadas actualmente por el conflicto", señaló Grandi.

"Necesitamos, por supuesto, proporcionar a las personas que se encuentran varadas en lugares como esta escuela lo básico: alimentos, dinero en efectivo, agua y servicios sanitarios, y artículos para la supervivencia diaria", añadió. "Pero, sobre todo, necesitamos que esta situación se detenga. Lo que se necesita en este país, ante todo, es un alto el fuego... para que todas las personas desplazadas y afectadas puedan reanudar su vida normal".

Desde el comienzo de la intensificación de los ataques aéreos israelíes el 23 de septiembre, los equipos de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, han estado apoyando los esfuerzos de respuesta del gobierno. El personal está distribuyendo artículos de emergencia, como mantas, colchonetas y kits médicos para traumas, y equipando muchos de los 900 albergues temporales abiertos por las autoridades en escuelas y otros edificios públicos para alojar a las familias desplazadas.

Además de los 1,2 millones de personas que, de acuerdo con las estimaciones del gobierno, han huido de sus hogares, entre 200.000 y 300.000 personas han cruzado la frontera de Líbano a Siria para escapar de los ataques aéreos, entre ellas personas refugiadas sirias, libanesas y palestinas.

Al otro lado de la ciudad, en el barrio de Barbir de la capital, Shaza Faris es una refugiada siria de 59 años que vive en Líbano desde que huyó de Damasco en 2013. Ella y su extensa familia están ahora hacinados en el pequeño apartamento de tres habitaciones de su hermano, junto con su esposa y sus cuatro hijos, tras huir de su casa en los suburbios del sur de Beirut en medio de intensos ataques aéreos hace dos semanas.

"No hubo tiempo de tomar ninguna decisión. En cuanto empezó el ataque, huimos", relató Shaza. "Mis nietas tienen 9, 7 y 3 años. Empezaron a llorar y a gritar. La mayor dijo: 'Sácanos de la guerra. Aquí hay guerra y no queremos quedarnos'".