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10/07/2024 | Press release | Distributed by Public on 10/07/2024 13:07

La historia de Yoxana Serpa: ¿Cómo la salud mental de una madre migrante protege el futuro de sus hijos


Al igual que casi tres millones de venezolanos, Yoxana Serpa llegó a Colombia en busca de un futuro mejor. Dejar su tierra, su trabajo y su familia, drenó muchas emociones e implicó caerse y levantarse para seguir avanzando. Sin embargo, los retos que ha enfrentado esta mujer no empiezan con la migración; inician mucho antes, con la relación que tuvo con su padre y con los recuerdos de su infancia, los cuales marcaron su vida.

"Cuando era niña, viví escasez de amor y atención. Toda mi vida normalicé la violencia. Creía que los golpes eran afecto y fue duro descubrir que muchas decisiones que había tomado en mi vida tenían una causa, y esa causa era mi pasado, mi familia", afirma Yoxana.

Un programa para cuidar la salud mental de adultos y niños

Sentada en un círculo, frente a otras 20 madres, padres y cuidadores de su comunidad en Barranquilla (Atlántico), Yoxana abrió su mundo emocional y descubrió que cargaba no solo con el peso de la migración, sino también con heridas y traumas no resueltos de su infancia; comprendió que su historia no era única y que las personas que la rodeaban en ese espacio también llevaban consigo relatos marcados por otras adversidades, como el conflicto armado que ha dejado amás de nueve millones de víctimas en Colombia y más de ocho millones de personas desplazadas por los horrores de la guerra.

Las reflexiones que nacen de este encuentro con cuidadores también la llevaron a reconocer algo impactante: de manera inconsciente, estaba replicando patrones de violencia con sus hijos. "Me aterrorizaba, porque sin darme cuenta, hacía lo mismo que mi padre", cuenta Yoxana. "A mi niño de dos años le gritaba porque estaba enfocada en el más pequeño. Él estaba expresando sus necesidades y yo no las veía".

El viaje de introspección y sanación que vivió Yoxana es la misma experiencia que han vivido más de 5.000 personas en Colombia como parte de Semillas de Apego. Este es un programa psicosocial comunitario y de implementación grupal que busca, a través de 15 sesiones, promover la salud mental de madres, padres y cuidadores, con el objetivo de proteger el desarrollo de niñas y niños de entre 0 y 5 años que nacen y crecen en medio del conflicto, el desplazamiento, la migración forzada y otros entornos adversos.

Hoy, la experiencia que vivió Yoxana en Semillas de Apego se replica en siete territorios de Colombia: Atlántico, Córdoba, Norte de Santander, Antioquia, Valle del Cauca, Bogotá y Nariño. En cada territorio, una supervisora, profesional en psicología, lidera un equipo de facilitadoras que forman parte de las comunidades donde se implementa el programa. Estas mujeres, también cuidadoras, participaron en el programa antes de asumir su rol actual. De este modo, los equipos de Semillas de Apego comprenden y comparten los desafíos de su entorno, lo que crea una conexión genuina entre las facilitadoras y quienes participan. Así, pueden ver reflejadas sus propias historias de vida, reconociendo que hay un camino hacia un cambio significativo.

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Transformar la propia historia para mejorar la crianza

"En la experiencia grupal, aprendimos a poner nuestras propias reglas. La principal: no juzgar. Nos escuchábamos, parecíamos psicólogas, pero sin serlo. No dábamos consejos, solo compartíamos nuestras vivencias. Era mi lugar de desahogo, mi refugio, mi hombro, mi paño de lágrimas", dice Yoxana.

Esta esencia comunitaria también ha sido crucial para impactar y escalar el programa a través de un proceso que ha abarcado varias etapas a lo largo de 10 años:

  1. El desarrollo del currículo a partir de dos programas desarrollados por el Child Trauma Research Program de la Universidad de California, San Francisco (UCSF).
  2. La adaptación del currículo con la integración de voces de mujeres desplazadas.
  3. Un piloto con madres en condición de desplazamiento.
  4. Una implementación del programa en Tumaco (Nariño), donde se midió el impacto del programa, observando una reducción en la incidencia de problemas como la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático en cuidadores y niños.

A través del diálogo, la reflexión, la escucha, el arte, la música, la atención plena y la respiración, Semillas de Apego ha llevado a las personas a pensar en sí mismas. El programa no busca enseñarle a nadie cómo cuidar, pero sí busca entregar herramientas para que aquellos adultos que cargan con el peso de su historia y de su entorno, reconozcan la importancia de estar bien para cuidar bien. "Entendí que a veces cosas pequeñas, tienen un significado y pueden repercutir en la crianza de un niño", reflexiona Yoxana. "Aprendí a no dar aquello que yo recibí. Me enfoqué en sanar mis heridas. Si yo me quedaba en esos sentimientos y se los transmitía a mis hijos, iba a crear niños inseguros, como lo fui yo. Transformé eso y, gracias al programa, aprendí primero a darle valor a mis emociones para poder entender las de ellos. Si nosotras como cuidadoras no sanamos, no podemos brindarles bienestar, seguridad o confianza a nuestros hijos".

Este programa fue apoyado por el Fondo de Innovación para el Desarrollo Infantil Temprano, un esfuerzo coordinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en alianza con la Fundación FEMSA, la Fundación María Cecilia Souto Vidigal, Porticus y la Fundación Bernard van Leer.

Yoxana Serpa junto a su hijo de dos años.Yoxana Serpa en su casa (barrio Las Nieves en la ciudad de Barranquilla, Atlántico)Esposo de Yoxana en un momento de conexión junto a su hijo. A través de las experiencias de Yoxana, su esposo también ha podido asumir el rol de cuidado desde el afecto, poniendo en práctica las herramientas que Yoxana descubrió en el programa.