11/20/2024 | Press release | Archived content
La investigación, liderada por un equipo de CIGIDEN, encuestó más de mil hogares de Valparaíso y Concepción, dando cuenta que los habitantes perciben que están mejor preparados para terremotos y tsunamis, en comparación con inundaciones e incendios. El estudio propone un enfoque preventivo ante múltiples amenazas, que tome en cuenta las diferentes características dentro de una comunidad para potenciar la preparación frente a estos eventos.
photo_camera El estudio liderado por CIGIDEN demuestra que caracterizar los niveles de preparación de la población es esencial para facilitar el desarrollo de capacidades para enfrentar desastres. (Imagen gentileza de CIGIDEN)
Chile ocupa el lugar 39º de 192 países, en el World Risk Index del año 2022, con un índice de alto riesgo respecto a las multiamenazas: terremotos, tsunamis, ciclones, inundaciones, aumentos en el nivel del mar y sequías. A esto se le suma que el territorio chileno se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico.
De ahí que un equipo de investigadores del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) quiso averiguar qué tan preparados están los hogares ante diversas amenazas de origen natural.
Después de encuestar a 1.133 hogares en las ciudades costeras de Concepción y Valparaíso, los resultados del estudio "Preparación de los hogares para las múltiples amenazas naturales en comunidades costeras", muestran que las personas perciben que están mejor preparadas para terremotos y tsunamis, mientras que para inundaciones e incendios aún falta educar a la población.
La investigación también mostró que los habitantes de ambas ciudades rara vez participan en actividades de planificación ante inminentes evacuaciones. Además, destacan cuatro elementos principales para identificar los niveles de preparación de las personas: tipo de amenaza, ciudad estudiada, dimensión de la preparación evaluada y variables sociodemográficas, como la edad, el género y el ingreso.
El equipo está integrado por la académica de la Universidad Andrés Bello (UNAB) Pamela Cisternas, el vicerrector Académico de UNAB Nicolás Bronfman, la académica de la Escuela de Psicología UC Paula Repetto y la profesional del Centro Javiera Castañeda.
Destacan cuatro elementos principales para identificar los niveles de preparación de las personas: tipo de amenaza, ciudad estudiada, dimensión de la preparación evaluada y variables sociodemográficas, como la edad, el género y el ingreso. (Fuente imagen: radio Imagina)La investigadora Pamela Cisternas, quien es la primera autora de esta publicación, destaca que "resulta evidente que los tomadores de decisión deben considerar los niveles de conocimiento y preparación de las diferentes zonas de Chile para hacer estrategias diferenciadas" ya que, a pesar de existir medidas que son transversales para todo el país, debe hacerse énfasis en "aquellas medidas de preparación que las personas no implementan".
Los investigadores escogieron Valparaíso y Concepción por ser dos de las ciudades con más habitantes, además de territorios que han experimentado terremotos, tsunamis, incendios e inundaciones y el impacto del cambio climático. Consideraron hogares compuestos por dos o más personas, padres solteros con hijos y personas que conviven (sin estar relacionadas).
"El hecho que las personas se perciban más preparadas para terremotos y tsunamis que para incendios e inundaciones, advierte la necesidad de que las estrategias de preparación sean construidas considerando el escenario de múltiples peligros naturales al que está expuesta la población en Chile", explica Pamela Cisternas.
Como explica la profesora UC Paula Repetto, "la preparación ante desastres no solo requiere que las personas sepan qué hacer. Para promover que las personas adopten estas conductas, necesitamos saber cómo las personas las perciben y evalúan, y si tienen conciencia respecto del riesgo que enfrentan. Si las personas perciben que las medidas que se recomiendan no las van a proteger, y saben muy poco o no conocen las amenazas a las cuales se ven expuestas, es poco probable que implementen las conductas de preparación". Y agrega: "Esto es particularmente relevante cuando no vemos enfrentados a nuevas amenazas, de las cuales sabemos menos".
El equipo identificó que en Valparaíso hay mayor preparación para terremotos/tsunamis, en comparación con incendios. Sobre esta última amenaza, pocos tienen un plan con los miembros del hogar; aún así, la mayoría mantiene limpios sus alrededores de maleza, arbustos y basura y cuentan con elementos para apagar focos menores de incendio.
Mientras que en Concepción también hay mayor preparación para terremotos/tsunamis, en comparación con inundaciones. Para esta última amenaza, no todos los hogares cuentan con un plan familiar de acción ante una inundación, aún así algunos encuestados respondieron que mantienen las zanjas y rutas de evacuación libres de escombros y menos de la mitad han evaluado la necesidad de elevar las estructuras de vivienda.
A través de este estudio, se da cuenta que caracterizar los niveles de preparación de la población es esencial para facilitar el desarrollo de capacidades para enfrentar desastres. A pesar de que las personas se perciben a sí mismas como más preparadas para terremotos y tsunamis, hoy el enfoque está en desarrollar estrategias para una preparación en un escenario de multiamenaza.
También pone de relieve que las diferencias en la preparación entre ciudades indican la necesidad de considerar la experiencia previa y los factores culturales de cada lugar. El estudio proponen fomentar la participación en simulacros, instancias educativas y búsqueda de información, junto con reducir las barreras que puedan afectar los niveles de participación.
En palabras de la experta en preparación ante desastres socionaturales, "la experiencia previa tiene un rol muy relevante en la preparación de los hogares. Esto no sólo se ha encontrado en este estudio, sino que también a nivel internacional. Haber vivido un desastre hace que las personas sean conscientes de sus vulnerabilidades, aumentando su percepción del riesgo".
"El hecho que las personas se perciban más preparadas para terremotos y tsunamis que para incendios e inundaciones, advierte la necesidad de que las estrategias de preparación sean construidas considerando el escenario de múltiples peligros naturales al que está expuesta la población en Chile", explica la investigadora Pamela Cisternas. (Fuente imagen: Ciper)De acuerdo a los datos recabados, entre los factores sociodemográficos que influyen en el entendimiento de la preparación ante desastres está la edad, en la cual identificaron que los adultos jóvenes y mayores son los que declaran los niveles más bajos de preparación en el hogar, tanto para terremotos como para inundaciones. Mientras que los adultos de mediana edad (30-59 años) son los más preparados en el hogar, principalmente porque tienen hijos. Es importante destacar que niñas y niños, al estar en establecimientos educacionales, cuentan con los simulacros obligatorios, pero solo en caso de terremotos y tsunamis.
También se tomaron en cuenta un estudio anterior, llamado "Atacama: Natural disaster preparedness in a multi- hazard environment: Characterizing the sociodemographic profile of those better (worse) prepared (2019)", en el cual se consideraron otros factores, como el género. Esta investigación muestra que las mujeres están más preparadas que los hombres para un terremoto y para evacuar en caso de un tsunami, y que gestionan de mejor manera acciones de mitigación, como la planificación de emergencias y la búsqueda de información, mientras que los hombres están más preparados en acciones requeridas para localizar y cerrar válvulas de gas, agua y electricidad.
Por otro lado, según la percepción de los entrevistados, los hombres tienen más confianza en sus habilidades para enfrentar inundaciones, mientras que las mujeres muestran más comportamientos de cuidado del hogar y ayuda a las víctimas. Y respecto a un escenario de multiamenaza, serían los hombres quienes perciben que están mejor preparados.
A partir de esta información, Pamela Cisternas cree que es importante que las estrategias de preparación tengan dos niveles: El primer nivel debe incluir medidas de preparación para la población general, mientras que el segundo nivel debe estar dirigido a aquellos grupos con menores niveles de preparación.
Sobre este último punto, llama a dar mayor atención a "crear estrategias de preparación específicas para los adultos mayores". Es fundamental respetar a este grupo a la hora de planificar las estrategias de preparación, ya que las personas mayores no sólo son receptores pasivos de apoyo en caso de desastre, sino que su experiencia es valiosa para promover la preparación de la comunidad.