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09/30/2024 | Press release | Archived content

Intervención del presidente del Gobierno en el acto de entrega de los premios Vanguardia 2024

Barcelona

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Presidenta del Congreso de los Diputados; presidente de la Generalitat de Catalunya; vicepresidenta segunda; ministro de Industria y Turismo; presidente del Parlament de Catalunya; alcalde de Barcelona; presidenta de la Diputación de Barcelona; presidente del Grupo Godó; director de La Vanguardia; autoridades; señoras y señores.

En primer lugar, me gustaría dar la enhorabuena a todos y a todas los premiados por este merecido reconocimiento a trayectorias vitales y profesionales de auténtica excelencia.

Quiero deciros que la importancia de este galardón aún es mayor viniendo de un referente del periodismo de calidad, siempre comprometido con la democracia, como hemos visto en el vídeo, a lo largo de su historia y de la España diversa que somos. Un diario que ha narrado la extraordinaria transformación de nuestro país en las últimas décadas.

En La Vanguardia se ejerce el periodismo con rigor y en esta casa se trabaja con esmero para ofrecer una información comprometida con la verdad, lo ha dicho antes el presidente del Grupo Godó. Gracias, por tanto, por mantener ese compromiso a ultranza, esencial en un tiempo como el que vivimos; sobre todo al informar, como lo hacéis, de todo lo que ocurre en nuestro país y en el mundo.

Dentro de una semana, el próximo 7 de octubre, se cumple un año del inicio del conflicto en Gaza. Doce meses después, la guerra no solo no se detiene, sino que se está extendiendo, en este caso al Líbano, en una escalada de enorme gravedad. Esta espiral de devastación en la zona es insoportable. Y quiero ser muy explícito, aprovechando esta tribuna: la comunidad internacional no puede permanecer callada ni un minuto más ante la masacre convertida, por desgracia, en rutina.

No podemos normalizar la muerte de civiles inocentes, de niños y de niñas, ni asistir impasibles al cuestionamiento que, sistemáticamente, se está haciendo en el mundo del derecho internacional humanitario. Es hora de decir basta.

España va a seguir luchando para poner fin a la guerra en Ucrania y también en Oriente Próximo. Y no vamos a dejar de trabajar por la desescalada, la vía diplomática y el respeto al derecho internacional. Nuestro compromiso por la paz es y va a seguir siendo inquebrantable, como lo es el de la sociedad catalana y el conjunto de la sociedad española. Y si la comunidad internacional se atrinchera en su silencio, nuestra voz se oirá aún con más fuerza para defender la legalidad internacional y la paz.

Estimada Yulia, no tengo palabras para expresar el inmenso honor que siento al conocerte. Al estrechar tu mano, al mirarte a los ojos, creo que todos hemos sentido la fuerza y la dignidad de tu marido, Alekséi; también la de tus hijos, Dasha y Zakhar.

A los tres da voz tu activismo en favor de los derechos humanos. A la memoria imperecedera, como has dicho en tu testimonio, de un hombre valiente como fue tu marido. Y al futuro de una Rusia democrática que, estoy convencido, antes o después se abrirá paso a hombros de una nueva generación, que es la de tus hijos.

Hoy en tu patria se colocan urnas, se vota cada cierto tiempo, se juega a un supuesto parlamentarismo, se eligen diputados que concurren a unas elecciones bajo distintas siglas, pero en Rusia, no nos engañemos, no hay democracia. Es un fraude.

Putin desprecia la democracia y los valores que representa la democracia: la libertad de opinión, la libertad de expresión, la prensa libre, los poderes independientes y el auténtico pluralismo político. Los valores, en definitiva, que defendió tu marido Alekséi Navalni hasta el final y por los que dio su vida.

Hoy en Rusia se persigue, en lugar de proteger al que discrepa; se reprime en lugar de amparar al que sufre la discriminación; se espía y se detiene a rivales políticos corrompiendo al aparato del Estado bajo el silencio de la opresión; se sacrifica a miles de jóvenes convertidos en carne de cañón de una guerra injusta e ilegal como la que se está perpetrando por el régimen de Putin en Ucrania.

Quien odia la democracia la persigue en todas partes. No es casual que esa autocracia, la de Putin, sea uno de los mayores focos de desinformación global que envenena el debate público y rompe la convivencia.

Hoy sabemos que un bulo o una información falsa corre hasta siete veces más rápido que una información veraz y contrastada. Así circulan las teorías conspiranoicas a la velocidad con la que se propaga un virus. Vivimos, por tanto, bajo el ataque despiadado de la mentira y los enemigos de la democracia no respetan ninguna regla.

Y ante este reto, hay que dar un paso al frente y defender la democracia con la fuerza de la razón y del derecho, pero tomando partido sin ambages a la hora de proteger a la prensa libre y a los profesionales frente a los ejércitos de los bots y de los acosadores.

Quiero concluir recordando un pasaje del libro "Como mueren las democracias". En plena Segunda Guerra Mundial, el presidente Roosevelt creó un órgano llamado la Junta Militar de Escritores. Se trataba de poner la palabra al servicio del combate contra el fascismo de Hitler y de recordar al pueblo norteamericano que la causa por la que luchaban era la propia democracia.

Pero, ¿Qué es la democracia? Aquella Junta de Escritores trasladó esa pregunta a novelistas, a guionistas, a periodistas de todo el país, de todo Estados Unidos. Y una de las respuestas que recibió fue la siguiente: La democracia es una solicitud de la Junta Militar de Escritores preguntando en plena guerra ¿Qué es la democracia? Una tiranía jamás se haría una pregunta similar, porque vive de silenciar, de amordazar, de embrutecer a un pueblo.

Y para lograr ese propósito, para que la barbarie triunfe, no debe haber testigos incómodos, como lo es la prensa libre que lucha por la libertad o también los luchadores, como fue Navalni.

Todos los golpes de Estado, todos los intentos de acabar con la democracia comienzan cerrando periódicos, ocupando emisoras de radio y de televisión. Y eso no es casualidad.

Por eso es vital que exista una prensa libre, una prensa comprometida con la verdad, como la que representa La Vanguardia para contar la historia de hombres y de mujeres íntegros como Alekséi Navalni y su lucha contra la tiranía. Desde España, querida Yulia, siempre te acompañaremos en esa tarea.

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)