11/30/2024 | Press release | Distributed by Public on 11/30/2024 10:41
Generar y enviar remesas hacia los países de origen es uno de los grandes motivos que llevan a las personas a migrar y buscar oportunidades laborales y económicas en otros países. En América Latina y el Caribe, las remesas son un parte fundamental de las economías de la región y son vitales para la subsistencia de millones de familias.
El informe anual sobre los envíos de remesas hacia los países de América Latina y el Caribe del BID proyecta para 2024 una tasa de crecimiento de los envíos de remesas del 5% en comparación con 2023, el crecimiento anual más bajo en una década. A pesar de esta desaceleración con respecto a las tasas de crecimiento más altas de años recientes (7,4% en 2023), se proyecta que las remesas aún alcanzarán los 160,9 mil millones de dólares, lo que representa un aumento de 7,7 mil millones de dólares.
Uno de los principales factores que explica el menor crecimiento es un menor crecimiento de la masa salarial de los trabajadores migrantes en el exterior. Aunque el empleo entre los migrantes ha mantenido niveles altos, el ritmo de crecimiento salarial y de incorporación laboral ha sido más lento que en años anteriores. Esto ha limitado la capacidad de los migrantes para enviar dinero a sus países de origen.
En paralelo, las mejoras económicas en algunos países receptores, como los de Centroamérica y México, han reducido la dependencia de las familias de las remesas. En estas regiones, el fortalecimiento de las economías locales ha moderado la necesidad de este ingreso complementario.
Por el contrario, Suramérica ha experimentado un crecimiento significativo en los flujos de remesas, alcanzando un aumento proyectado del 9,1%. Las devaluaciones de las monedas en países como Colombia, combinadas con una recuperación económica más lenta, han mantenido alta la demanda de apoyo financiero por parte de las familias.
En México, las remesas continúan siendo el motor económico más importante para millones de hogares. Se proyecta que los envíos alcancen los 65,1 mil millones de dólares en 2024, marcando un récord histórico. Sin embargo, el crecimiento será del 2,9%, el más bajo en diez años, reflejando tanto la desaceleración en los Estados Unidos como la mejora económica local.
En Centroamérica, las remesas también muestran una tendencia de moderación. La región recibirá aproximadamente 45,7 mil millones de dólares, con un crecimiento promedio del 6,6%. Nicaragua lidera con un aumento del 11,5%, mientras que países como Panamá y El Salvador registran incrementos mínimos, de apenas 0,3% y 1,3%, respectivamente.
El Caribe presenta el crecimiento más bajo entre las subregiones, con un aumento proyectado del 2,0%. Los países más dependientes de las remesas, como Haití y Trinidad y Tobago, muestran resultados acordes con el promedio regional, mientras que República Dominicana y Jamaica experimentan un crecimiento más lento debido a su relativa estabilidad económica.
Suramérica es la subregión con el mayor incremento. Las remesas alcanzarán un total de 31,7 mil millones de dólares, impulsadas por las devaluaciones monetarias y una recuperación económica más lenta. Colombia se destaca con un crecimiento proyectado del 17,2%, producto de una fuerte emigración y la apreciación del peso.
Aunque el crecimiento de las remesas hacia América Latina y el Caribe se ha desacelerado, su papel sigue siendo crucial para la economía de millones de hogares en la región. Las dinámicas cambiantes, desde el mercado laboral en los países de destino hasta las condiciones económicas en los receptores, marcan una nueva etapa en los flujos migratorios y financieros.
Entender estas variaciones y los factores subyacentes es esencial para formular políticas públicas que optimicen el impacto positivo de las remesas. A medida que los flujos se estabilizan, surgen nuevas oportunidades para fortalecer la resiliencia económica de las familias y comunidades que dependen de este ingreso vital.