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09/02/2024 | Press release | Distributed by Public on 09/02/2024 16:39

Cómo un esgrimista paralímpico logró sanar

En un gimnasio con vistas al río Tíber, en Roma, Amelio Castro Grueso practica, sujeto a una silla de ruedas deportiva, la espada hacia un adversario imaginario. El resto de su entrenamiento incluye una agotadora ronda de estiramientos, dominadas y levantamiento de pesas, con breves pausas en las que otros atletas se detienen para animarle.

Algunos de los mejores atletas italianos han entrenado en este gimnasio perteneciente al Departamento de Atletismo de la Policía Estatal, incluida la estrella nacional de esgrima paralímpica Bebe Vio. Amelio espera ocupar un lugar entre ellos cuando compita esta semana en los Juegos Paralímpicos de París 2024.  

"Creo que lo voy a lograr", comenta. "Voy a conseguir la medalla paralímpica".

Convertirse en un modelo a seguir

Amelio llegó al aeropuerto de Roma en plena noche hace dos años, tras verse forzado a huir de su país. No conocía a nadie ni tenía adónde ir, pero estaba decidido a no abandonar el deporte que le había ayudado a recuperarse de uno de los periodos más difíciles de su vida.

Su madre había trabajado duro para que él y sus cinco hermanos pudieran ir a la escuela y tener una vida mejor, pero murió cuando Amelio tenía solo 16 años. En los años que siguieron a su muerte, Amelio intentó conseguir esa vida mejor que ella había soñado para él, pero la situación en su país era difícil y sus planes se truncaron cuando sufrió un accidente de coche y quedó paralizado de la cintura para abajo.

Pasó los cuatro años siguientes en el hospital, durante los cuales su familia dejó gradualmente de visitarle hasta que perdió por completo el contacto con ellos. "Fingía que no me importaba, pero en el fondo me dolía. En ese momento, encontré fe en Dios, y eso es lo que me ha hecho seguir adelante", recuerda Amelio.