10/31/2024 | Press release | Distributed by Public on 10/31/2024 10:55
No es ningún secreto que en muchos países en desarrollo son las grandes empresas extranjeras las que dominan el mercado de exportación, lo que les confiere un inmenso poder para determinar los precios a los que un amplio grupo de pequeñas empresas exportadoras venden sus mercancías.
A primera vista, parece un fenómeno negativo. Por ejemplo, en un estudio que realicé recientemente observé, por una parte, que estos grandes compradores extranjeros imponen reducciones de precios promedio, o rebajas, de aproximadamente un 26%, y por la otra, que los ingresos de los exportadores podrían ser significativamente mayores sin dichos descuentos.
Pero esto dista mucho de ser la historia completa. Los grandes y poderosos compradores también pueden manejar mejor las fluctuaciones de los tipos de cambio y modificar las reducciones de precio que imponen a los vendedores durante los shocks cambiarios. Eso puede aminorar la exposición de los vendedores a la volatilidad de los tipos de cambio, garantizando el mantenimiento de la demanda de su producto y proporcionando estabilidad. El dominio de las grandes empresas extranjeras en un mercado determinado puede generar así una compensación: menores ingresos globales a cambio de una mayor coherencia de los ingresos.
Consideremos el caso de Starbucks en Colombia. Como poderosa compradora de café con sede en Estados Unidos, la empresa puede obtener una mayor rebaja en el precio del café que compra en Colombia que la que obtienen los pequeños importadores estadounidenses, lo que reduce los ingresos de los exportadores de café colombiano. Al mismo tiempo, si el peso colombiano se depreciara, Starbucks podría disminuir las reducciones de precio que impone a los vendedores, lo que ayudaría a mitigar el shock y a nivelar sus ganancias. Por el contrario, si el peso colombiano se apreciara, y el precio del café subiera, los grandes compradores podrían aumentar sus reducciones de precio a fin de mantenerlo estable. De ese modo, los grandes compradores podrían seguir comprando café al tipo de cambio más alto en mucha mayor medida que las pequeñas empresas estadounidenses, que podrían tener que hacer sus maletas y empezar a comprar su café en otro país.
Evidentemente esta dinámica no se limita al café. En mi estudio examiné todos los tipos de exportaciones de Colombia al mundo entre 2007 y 2020 y encontré que en un fenómeno conocido como la transferencia del tipo de cambio -la medida en que varían los precios de los vendedores en respuesta a las fluctuaciones del tipo de cambio-, las variaciones de precios fueron mucho menores para los vendedores que comercian con grandes compradores que para aquellos que comercian con compradores pequeños. De hecho, los exportadores que venden a grandes empresas extranjeras modificaron sus precios en un promedio del 1% de la magnitud del shock impulsado por las variaciones del tipo de cambio, frente a un promedio del 15% para los que vendieron a pequeñas empresas extranjeras.
Sin embargo, hay una compensación que se debe tener en cuenta. La concentración de grandes empresas extranjeras en un país en desarrollo puede proteger de la volatilidad a los vendedores en los mercados de exportación. Pero esto también crea dependencia y permite a esos grandes compradores dictar las condiciones y contener los precios. Los países en desarrollo con menos volatilidad de los tipos de cambio bien podrían querer refrenar ese poder de mercado mediante leyes y regulaciones que controlen y limiten el excesivo dominio del comprador. Los gobiernos podrían fijar precios base, protegiendo a los exportadores mediante la imposición de precios mínimos para sus productos. Podrían impulsar políticas que fomenten la transparencia en las prácticas de fijación de precios y ayuden a los pequeños exportadores a negociar condiciones más favorables con las grandes empresas extranjeras. Y podrían analizar cómo las fusiones y adquisiciones conseguirían consolidar aún más el poder de los grandes compradores, conduciendo potencialmente a una concentración aún mayor del mercado. Por último, podrían buscar más asociaciones comerciales entre distintas regiones, lo que les daría a los exportadores mayor poder de negociación a través de un canal diferente. En la actualidad, más del 83% de las importaciones estadounidenses están en manos del 1% de los principales importadores, un grupo con un enorme poder para influir en los precios y en la dinámica de precios en los mercados de exportación. Esto les da la capacidad de imponer, y ajustar, reducciones de precio: disminuir los ingresos al tiempo que protegen a los vendedores de la volatilidad de los tipos de cambio. Pero también puede equivaler a un exceso de influencia y control, y es responsabilidad de los gobiernos decidir en esa delicada compensación de mercado qué medidas pueden aumentar los ingresos de los pequeños y grandes exportadores y garantizarles al menos cierta estabilidad.