11/21/2024 | Press release | Distributed by Public on 11/21/2024 15:50
La violencia letal en Honduras también tiene rostro de mujer. Aunque el país ha logrado importantes avances en la reducción de la violencia homicida en general, continúa registrando una de las tasas más altas de muertes violentas de mujeres y femicidio en América Latina y el Caribe, encabezando el ranking regional durante varios años.
En Honduras, la violencia femicida ocurre mayoritariamente en escenarios donde convergen diferentes tipos y ámbitos de violencia, como la violencia de grupos delincuenciales, la de pareja y la violencia sexual, entre otros. Esto exige pensarlas como categorías interconectadas. Es decir, en lugar de categorías separadas, se debe articular estrategias de prevención del femicidio con las intervenciones en torno a otras formas de violencia contra ellas y como parte de las estrategias de seguridad ciudadana y de combate a la delincuencia organizada.
En esta entrada de blog analizamos estos crímenes conjuntamente: los femicidios y las muertes violentas de mujeres. El primer término se define, según el Observatorio Nacional de Violencia, como un delito que ocurre cuando "un hombre da muerte a una mujer en el marco de relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres basadas en el género". El segundo término se utiliza cuando no se dispone de información suficiente para determinar si se trata de un homicidio ligado a la delincuencia común o de un femicidio.
Si bien hubo una reducción de las muertes violentas de mujeres y femicidio en Honduras, esta ha sido menor que la de los homicidios de hombres. Según los datos del Observatorio Nacional de Violencia, en el período 2011-2022 Honduras registró un total de 60.198 homicidios. La tasa de homicidios alcanzó su máximo en 2011 con 86,5 homicidios por cada 100.000 habitantes. Desde entonces, esta tasa ha disminuido de manera constante, situándose en 38,2 en 2022.
Esta disminución se refleja tanto en los homicidios de hombres como en las muertes violentas de mujeres y femicidios durante el mismo período (Gráfica 1), no obstante, en mujeres disminuyó en un 48,8% y entre los hombres en un 55,9%.
Entre 2011 y 2022, el 64,3% de las víctimas de muertes violentas de mujeres y femicidio tenían entre 15 y 39 años (Gráfica 2). Una tendencia similar se observa en los homicidios de hombres, donde el 71,9 % de las víctimas también pertenece a este grupo etario. Esto revela una alta exposición de este grupo de edad a estos crímenes, considerando que solo representan el 38% de la población total del país.
Esta tendencia muestra que el riesgo de una mujer de ser víctima de femicidio varía según la edad y, por lo tanto, es un elemento clave para la evaluación de riesgos, la atención y las estrategias de prevención.
Entre 2011 y 2022, las muertes violentas de mujeres y femicidios han sido principalmente atribuidas al crimen organizado y la delincuencia común. Sin embargo, una proporción importante de estos crímenes no ha logrado clasificarse como femicidio o establecer su tipo debido a la falta de información. El 25,3% se vinculó al crimen organizado, el 20,5% a la delincuencia común, el 19,7% fueron clasificados como femicidios sin determinar y 17,4% como muerte violenta sin determinar. Los femicidios íntimos representaron solo el 10% de estos asesinatos.
Esto muestra la complejidad del abordaje de esta problemática en el país, pues implica, entre otras acciones, continuar fortaleciendo a las instituciones a cargo de la seguridad ciudadana en el país, con énfasis en acciones de prevención focalizada, combate al crimen organizado y mayor especialización policial y fiscal para la investigación de estos delitos.
Aunque los femicidios por delincuencia organizada predominan en mujeres de todos los grupos de edad, una proporción significativa de femicidios corresponden a violencia sexual en adolescentes y femicidios por violencia de pareja íntima en mujeres adultas. Entre 2012 y 2022, de cada diez femicidios en la población de entre 0 y 19 años, seis correspondían a la categoría de femicidio por delincuencia organizada, y dos a femicidios por violencia sexual (Gráfica 3).
Igualmente, en el grupo de 20 a 29 años, de cada diez femicidios, seis correspondían a delincuencia organizada, tres a femicidios íntimos, y uno estaba vinculado con violencia sexual. En los grupos de 30 a 39 años y de 40 años o más, se registró una mayor frecuencia de femicidios por delincuencia organizada y femicidios íntimos.
En esta entrada de blog, se han explorado algunas tendencias y caracterización de las muertes violentas de mujeres y femicidio, elementos que son fundamentales para el diseño de estrategias de prevención, atención y protección de las mujeres en riesgo. En una próxima entrega, se analizarán los lugares en que suceden con mayor frecuencia y las motivaciones detrás de estos crímenes.